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Asedio a las mujeres de Gaza: hambruna, enfermedad y ataque a la dignidad

Valentina Quispe
5 de marzo de 2024

Mientras soldados israelíes suben a redes sociales fotos que se toman con la ropa interior de mujeres palestinas desplazadas, estas mujeres tienen cesáreas sin anestesia, usan pedazos de tiendas de campaña como productos menstruales y sufren de abortos espontáneos.

 

A casi cinco meses del comienzo de la agresión israelí a la franja de Gaza, después de más de 30.000 muertos, 70.000 heridos y un millón y medio de desplazados internos, las condiciones de vida en la franja son cada vez más precarias. El bloqueo a la ayuda humanitaria, incluyendo comida y material médico y sanitario esencial ha llevado a la sociedad gazatí al borde del colapso. 

 

Las mujeres palestinas, junto con los niños, forman parte del 70% de las victimas fatales en los bombardeos y, además, se encuentran sufriendo las graves consecuencias del cerco total que Israel impuso sobre Gaza. Con el bloqueo del agua, electricidad, combustible y suministro médico, además del impedimento del paso de camiones de ayuda humanitaria, principalmente con comida, la vida en la franja se vuelve cada vez menos sostenible.

Según la Organización Mundial de la Salud, “mujeres, niños y recién nacidos en Gaza están cargando de manera desproporcionada con el peso de la escalada de hostilidades en el territorio palestino ocupado.” Las mujeres se ven afectadas por la falta de productos de higiene menstrual, por lo que se ven obligadas a utilizar pedazos de tiendas de campaña o pedazos de toalla para intentar reemplazar estos productos. Además, la falta de agua y el hecho de que solo hay un baño por cada 500 personas impide que se lleve la menstruación con las condiciones sanitarias necesarias, lo que incrementa el riesgo a contraer infecciones. Por esto mismo, las mujeres se ven obligadas a consumir pastillas para retrasar su menstruación, las cuales tienen efectos secundarios como el sangrado vaginal irregular, náusea y cambios de humor, entre otros. 

 

Según cifras del Fondo de Población de las Naciones Unidas, actualmente hay 50.000 mujeres embarazadas en Gaza cuyas vidas se encuentran en riesgo; y cada día, más de 100 mujeres dan a luz, muchos de estos siendo nacimientos prematuros a causa del estrés y trauma. El ministerio de salud palestino afirma que la tasa de abortos espontáneos ha aumentado en un 300%. El hecho de que solamente quedan 12 hospitales parcialmente funcionales en el enclave hace que gran parte de las mujeres den a luz en carpas, y las que se ven en la necesidad de acceder a una cesárea, deben hacerlo sin anestesia. Incluso, se han registrado casos de cesáreas en mujeres ya fallecidas.

 

De igual manera , en las últimas semanas, Human Rights Watch reportó que “las autoridades israelíes han permitido aún menos camiones entrar en Gaza y menos misiones de ayuda en el norte de Gaza”, lo que acerca a la población de Gaza cada vez más a la hambruna. Debido a esto, la organización no gubernamental Project Hope reporta que una de cada cinco mujeres embarazadas en Gaza sufre de desnutrición. 

 

En los días previos al ocho de marzo, Día Internacional de la Mujer, las organizaciones y mujeres en este lado del mundo no debemos olvidar a las mujeres palestinas,  quienes, además de sufrir agresiones sexuales por parte del ejército israelí reportadas por expertos de las Naciones Unidas, pasan por situaciones precarias y deshumanizantes. Ellas y los niños forman parte de la población más vulnerable en los bombardeos y castigo colectivo hacia la población asediada de Gaza. Es importante que todas y todos levantemos la voz y exijamos un alto al fuego en la franja de Gaza para impedir una catástrofe humanitaria aún más grande de la que ya se vive.

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