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Turdus Merula - Rory Breaux

El canto de las Sirenas
El canto de los grandes mares
era el despertador de un pequeño niño.
Este se despedía de las olas
siempre que tenía que salir de casa;
mi querido crecía rápidamente
después de cada despedida.
Mi niño cantaba en tonos azules
mientras su vivir se reposaba en mis ojos
que lo veían pasar de cantos a idiomas,
de la matemática a su filosofía,
de la escuela hasta su matrimonio,
de su aprender a caminar
hasta verle construir mosaicos hermosos
que le causan lágrimas a su viejo padre.
Querido, con tus ojos polvo de estrellas
con tu boca hecha por Venus
¡Recítame los poemas que ocultabas en tu cantar!
Destrúyeme como lo haría Saturno;
construye un hermoso mosaico
utilizando cada parte de mi corazón,
luego abandóname
con la vista hacia los mares
para que las Sirenas también
puedan seguir cantando.
22/12/2024
Por mis orejas cruza tu voz
como el ligero canto de un mirlo.
Miro los árboles para ver el ligero movimiento
con el que bailan sus hojas,
algunas de ellas emprenden vuelo
hacia los cultivos de flores,
algunos tantos habrán querido descansar
en los techos anaranjados de las casas
y una decidió tomar un paseo
junto a las mariposas blancas
para luego posarse en mis labios.
Algo así somos nosotros. En mis labios bailan mariposas blancas
cuando pronuncio tu nombre,
por mis ojos encuentro tu figura
dirigiendo la danza de las hojas.
Con el mármol de mi pensar
empiezo a esculpir tu boca
que extraño y añoro,
que dibujo todos los días.
Para decirte
Amor mío.
12
Mis manos avanzan en la penumbra de mi ser,
finalmente abandono la acción
dejo a un lado mi destino
para que mi luz interior se pierda
en las mareas de mi alma;
en mi inactividad medito profundamente,
las tentaciones de mis demonios
llegan a iluminar el camino hacia
las puertas de Dios.
No tendré una muerte sangrienta
no dejaré este mundo con un grito
mis ojos se cerrarán al momento de meditar
y en el grave silencio del mundo
mi alma perdonará el pecado,
para que mis labios
sean la canción de Dios.
El silencio del Gran Sonido.
Con mis piernas amarradas
cuelgo de un florido Jacaranda;
mis manos acarician mis vértebras
con la suavidad de un adiós.
He llegado a ser todos los reyes y monarcas,
todas las reinas y princesas,
todos los crueles y avariciosos.
Conseguí convertirme en todos los seres humanos.
Ya le canté a todos los dioses
cumplí mi tarea de fundirme con la tierra.
Dentro de mi inacción, dentro de mi meditar
he llegado a conocer el universo. El laberinto.
Con mis ojos clavados en el cielo
la vista del sol ocultándose tras las montañas
apacigua mi grave inquietud;
mis labios han cruzado laberintos
para encontrar el gran verbo
que constituye la nada de esta existencia;
Admiro los rencores de los apenados,
doy grandes sollozos a las estrellas
por las muertes de ancianos
y los nacimientos que suceden
en esta noche tan oscura;
Luna mía,
con toda tu histeria
haz brotar sangre hirviente de mi corazón
para luego enfriarla
con tus olas de silencio
que le dan al mar toda su inteligencia.
Me despojo de mi corazón
para formar con el
un conjunto de alas que utilizo
para acercarme a los astros más lejanos.
Alba regocíjate, hermosa mujer
de ojos anaranjados!
Asómate a mi puerta,
veo tus primeros rayos salir de las montañas,
tan cerca como Venus
las yemas de mis dedos sobrepasaron todos los límites.
¡Estrella de vida y podredumbre!
Vuelo hacia ti
con toda la gracia de los Ángeles,
con desprecio me saludas
con ráfagas de calor;
mis alas derretidas
empujan con su última fuerza
y finalmente tomó un pedazo de tu fuego.
¡Lucifer! Con tus juegos y diversiones
debo admitirte que yo también
caigo de los cielos;
Ícaro, hermano mío
deja que mi cabeza caiga al suelo
para yo también vivir esta hermosa dulzura. De ella
Tengo una habitación espaciosa
en ella tengo varios libros
un escritorio y una cama;
en la cama hay una manta rosada
tal vez algo morada
que es de ella.
Una ventana abierta, el frío de la lluvia
congela mis dedos, mis labios
estos labios que recitan distintos versos
de distintos libros que encuentro
en camino a la cama;
sábanas calientes y un abrigo,
algunos versos de Víctor Hugo
y la manta rosada
que quedó para ella.
28/01/2025
El tiempo te sana las heridas
mientras que el recuerdo endulza
el volverlas a abrir.
Cuanto te extraño en este espacio sin fin,
mis labios pronunciando tu nombre
cuando veo el verde de los árboles
y las flores amarillas de los jardines.
El tiempo se hace breve ante el paso de los días
y la cercanía con la muerte;
mientras más muevo mis manos
menos rápido pasa el tiempo,
algo así fue la creación de ambos.
Yo te besaba como si supiera
que te estabas resbalando
y tu te abrazabas de mi con cada te amo.
Con mi nombre en el tuyo.
Y tu pecho con el mío.
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