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Latin Mafia

Los territorios de la melancolía: reseña del álbum debut "Todos los días todo el día" de LATIN MAFIA

Fabricio Lobatón
22 de diciembre de 2024

Siento que merezco más

y como te digo que

nunca he sido honesto.

Me estoy cayendo

sentado aquí,

vivo si me exiges

pero me estoy acabando.

Qué vamos a hacer?

Yo siempre contesto.

Ven,

tengo mucho ruido.

La tracklist del álbum debut de los hermanos de la rosa —a su vez— puede leerse como un poema, un cadáver exquisito, que se construye a partir de la preferencia del consumidor. Esta propuesta conceptual surge en un momento de inflexión musical, donde la era del streaming y los singles instantáneos —que dominó la producción musical durante casi una década— comienza a dar paso a un retorno a la narrativa del álbum como forma de expresión artística. El llamado "pop urbano" (lo que sea que eso signifique) aunque para apreciaciones conceptuales lo definiremos como: una categoría híbrida y problemática que agrupa géneros desde el reggaetón hasta el trap, pasando por fusiones electrónicas y regionalismos digitales. Este género parece estar experimentando una transformación, cuestionando sus propios límites y redefiniendo la manera en que se conciben los productos musicales.

 

La construcción de un sentido autónomo, que trasciende su concepción original, permite un primer acercamiento al universo introspectivo que se pretende explorar. El sujeto está suspendido entre la autoconciencia y la desintegración. La existencia se configura como un acto precario de negociación con lo externo. La frase "vivo si me exiges" condensa la idea de una subjetividad completamente dependiente, mientras que el ser no se sostiene por voluntad propia, sino que su existencia está fundamentada en una demanda externa. La identidad se presenta como un constructo frágil, perpetuamente al borde del colapso. El "mucho ruido" interno es la imposibilidad de una comunicación y se dibuja un paisaje mental sobresaturado de significados superpuestos.

 

Ya hace muchos años que la categorización musical por géneros se desvanece ante proyectos como Latin Mafia, donde la construcción sonora nace desde la emoción y no desde estructuras predefinidas. Su obra explora conscientemente el absurdo y la ironía como herramientas expresivas, trascendiendo compases y técnicas convencionales para privilegiar una esencia conceptual que juega con lo paradójico y lo inesperado.

TODOS LOS DÍAS TODO EL DÍA Latin Mafia

En este sentido, "caerse" no es una acción, sino una forma de percepción: una manera de comprender. Emilio, Milton y Mike De la Rosa han creado el equivalente musical de quedarte despierto a las 3 AM mirando el techo de tu cuarto y no saber qué pensar. Latin Mafia dinamita sus propios hits. Este disco no es para que la gente baile, es para que la gente sienta que se está desintegrando. Un puñetazo de realidad directo a la cara de quien esperaba más de lo mismo.

 

La producción se construye en base a la saturación, capas y texturas. Tyler, The Creator es la principal influencia. Mike (el hermano que produce), hace algo poco convencional: samplea objetos cotidianos como un jabón de baño, demostrando que la música puede capturar estados de ánimo de formas inesperadas. Entienden que la tristeza también tiene texturas.

 

El proceso de creación se extendió por un año y medio, con una metodología donde la exploración prevalece sobre la certeza. Construyen un dispositivo sonoro que opera desde los sampleos analógicos hasta la incorporación de audios personales, como la voz de su abuela advirtiéndoles que se cuiden. Sin embargo, lejos de cualquier pretensión artística, lo consideran parte de un juego musical, una especie de collage sonoro donde lo íntimo se mezcla con lo aleatorio sin buscar trascendencia.

 

Los puntos de quiebre en los momentos de las canciones exploran la estática, los silencios, las texturas rugosas: todo contribuye a crear un paisaje sonoro que refleja la complejidad de sentir. Cada tema funciona como un territorio sonoro autónomo, donde la estructura se fragmenta en los intersticios emocionales de la experiencia. La música deja de ser un producto para convertirse en un mapa de sensaciones que el oyente puede transitar de manera no lineal.

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