
Manifestaciones de la multiplicidad sonora globalizada: breves apuntes de Rusia-IDK y la escena avant-pop en España
Fabricio Lobatón
2 de mayo de 2024
Rusia-IDK es un colectivo de "avant-pop music", (un género que combina elementos de la música popular con enfoques experimentales, vanguardistas e innovadores), en este caso este grupo de artistas juntan ritmos populares (reggaeton, funky carioca, candombe, etc.), pero los combina con sonidos “lo-fi” y saturados provenientes de la cultura memética.
​
​Su propuesta emergente tiene como punto de partida el bedroom pop. Algunos de sus artistas clave son:
Rusowsky (Ruslán Mediavilla)
Considerado el ideólogo y padre espiritual del sello. Viene de una formación clásica y ha explorado estilos como el bedroom pop, hyperpop y reggaetón.
Ralphie Choo (Juan Casado)
Primer artista del sello en publicar un álbum debut, "Supernova", el cual ha recibido gran aclamación a nivel internacional.
mori (Martín Moreno Rivera)
Inicialmente fue una de las caras visibles del sello, pero se ha enfocado más en buscar su propio sonido melancólico y experimental.
DRUMMIE (Andrés de las Heras)
Es el productor principal del colectivo, responsable de algunos de los temas más memorables como “Tangos de una moto trucada".

En apenas 5 años (2019-2024), este sello/colectivo con sede en Madrid ha logrado captar la atención a nivel mundial. Para comprender su propuesta, es necesario contextualizar primero el fenómeno del bedroom pop. Tradicionalmente, este término ha servido para designar a una tendencia emergente de la última década, caracterizada por una producción musical intimista, de baja fidelidad (lo-fi) y, como su propio nombre indica, realizada desde la privacidad de las habitaciones de los artistas. De esta manera sus composiciones se inscriben en una lógica cultural y estética que desafía las nociones convencionales de autoría, originalidad y pureza de género.
Como señala el periodista musical Andrés Tilve, "el amor/odio eterno por las etiquetas" hizo que el bedroom pop se convirtiera en "más bien una idea. Un espacio simbólico de intimidad donde la pericia musical no es tan importante como la necesidad de expresar los pensamientos más introspectivos", ideas que reflejan los cambios en la forma de crear y consumir música en la era digital.

Esta promiscuidad genérica no debe entenderse como un eclecticismo superficial, sino como una estrategia consciente sobre la forma de entender y comprender la industria cultural mainstream. Esta lógica cultural se caracteriza por la erosión de las fronteras entre "alta" y "baja" cultura, lo que permite a Rusia-IDK apropiarse y reconfigurar elementos provenientes de los imaginarios populares. Los miembros del colectivo artístico han adoptado una imagen intrigante, potenciada por su presencia online que se nutre de la cultura de los memes. No dudan en apropiarse, reconstruir y recontextualizar su entorno desde una perspectiva personal. Esto se evidencia en la elección de los nombres de los dos artistas más representativos del grupo. Por un lado, Ralphie Choo surge del personaje de Los Simpson, Ralphie Wiggum, en referencia a un episodio icónico donde Lisa le dice al hijo del jefe de policía que es "muy chu-chu-chuuuuli" (versión de España) (I choo choo choose you, en su versión original). Por otro lado, Rusowsky combina su nombre de pila, Ruslan, con el personaje de Monsters Inc., Mike Wazowski.
Este gesto juega con la ambigüedad y la doble significación de los referentes culturales, creando una tensión entre lo familiar y lo extraño, lo serio y lo humorístico. Pensar lo real en su facticidad irreductible, más allá de las operaciones normadas en la filosofía del arte. Al combinar elementos dispares de la cultura popular, estos artistas están generando efectos de desestabilización y desidentificación. Están intentando acceder a una dimensión más inmanente y original de la realidad, que no se deje atrapar por las construcciones y representaciones dominantes. Más allá de los marcos interpretativos y los juegos de significación propios del pensamiento teórico, estos nombres artísticos apuntan a una comprensión de lo real en su facticidad bruta, en su irreductibilidad a los esquemas conceptuales establecidos, para acceder a una dimensión más originaria y singular de la experiencia.
Natalia Marcos, en un artículo para El País, apunta: "Lo que han logrado lo han logrado desde la convicción absoluta en su forma de entender las tendencias, con una visión fuertemente globalizada que, sin embargo, no puede entenderse sin la síntesis de lo local".
Esa síntesis de lo global y lo local es precisamente uno de los sellos de identidad del colectivo. Sus miembros (rusowsky, Ralphie Choo, TRISTÁN!, DRUMMIE y mori) beben de una amplia gama de influencias, desde el hip-hop y la electrónica hasta el flamenco y el reguetón. "Somos devoradores de ritmos, de estilos, de sonidos", afirman. "Hemos adoptado el collage y un ánimo casi sampledélico como principal herramienta para ir dando cabida a todas nuestras fantasías". En este sentido, la noción de "autoría" se diluye en favor de una concepción colaborativa y transversal de la creación artística.

Lejos de encerrarse en el aislamiento de las habitaciones, los miembros del colectivo han forjado una red de colaboraciones con artistas de diversos orígenes y estilos, como C. Tangana, Dinamarca o Amore. Un ecosistema creativo que se materializa también en la organización de fiestas y eventos, donde la música se entrelaza con otras prácticas performáticas y rituales, por lo que se concibe su proyecto como una plataforma de experimentación transmedial, en la que la música dialoga constantemente con otros lenguajes artísticos como la moda, el diseño o el cine.
​
"Antes éramos más cercanos al bedroom pop, pero ahora hemos evolucionado. Intentamos no encasillarnos en un solo género", apunta rusowsky, considerado el "padre espiritual" del sello. "Nos gusta mucho el reguetón, la electrónica, el hip-hop... Tratamos de mezclar todo eso de una forma en la que suene natural".
