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Reimaginando la estética chola de Cochabamba: ¿apropiación y resignificación de narrativas urbanas por parte de “Trucho clothing”?

Fabricio Lobatón
11 de marzo de 2024

Uno siempre está buscando meter su "esencia" en su entorno, ya sea de forma consciente o inconsciente. Nos encontramos como sujetos sociales que desempeñan sus identidades en los contextos más cotidianos. Hay representaciones o expresiones que parecen pasar desapercibidas o ser ignoradas al integrarse en una rutina ya conocida. Testimonios tangibles, como los trufis, reflejan para muchos complejidades aún sin resolver, límites difusos entre la iconicidad y la abstracción, la complejidad y la inteligibilidad, la normalización o la reglamentación. 

 

Aunque sin duda alguna, el espacio social creado dentro del transporte público resulta por lo menos fascinante para entender ciertas dinámicas y desentrañar la construcción de ciertos imaginarios, lo que en esta ocasión buscaremos analizar es la apropiación y posible resignificación de una marca de ropa (Trucho) hacia el imaginario "cholo" construido dentro de estos pintorescos espacios (micros)

 

“Trucho clothing” es una marca independiente, originaria de la ciudad de Cochabamba, Bolivia. Lleva un par de años en el mercado y en ese tiempo ha demostrado su interés en plasmar ciertas ideas populares dentro de sus diseños. El primero de marzo lanzaron su último drop, en la discoteca karaoke “Lujos”. De esta manera dentro del concepto que Sánchez Patzi plantea como “warawa” (adorno exagerado).


De esta manera, mediante un registro fotográfico, analizaremos la experiencia estética provista en este evento, para dejar la incógnita de si existe una resignificación y apropiación por parte de esta marca de ropa de la “cultura chola boliviana” que plantea Mauricio Sanchez en su texto:  “Aproximaciones a la estética chola. La cultura de la" warawa" en Bolivia, a principios del siglo XXI”.

¿Qué es la estética chola?

Uno de los más destacados académicos que reflexiona sobre la estética chola boliviana del siglo XXI es Mauricio Sánchez Patzi, sociólogo, que nos puede dar luz sobre el tema para comprender la complejidad de este fenómeno. Podemos empezar por realizar una definición concreta por lo que en Bolivia se entiende como “cholo”: tradicionalmente, es una designación fenotípica para referirse a personas de ascendencia indigena o mestiza, que se encuentran en ascensión social y demuestran sus riquezas con emblemas simbólicos y tangibles, por lo que autores como Carlos Toranzo, normalmente los asumen como burgueses (cholos burgueses). 

 

Aunque esta categoría puede ser problemática debido a la naturaleza de modernidad tardía que caracteriza a Bolivia, la pugna por reconocimiento desentraña nuevas dinámicas de poder a expensas del capitalismo canónico que, como tal, no llegó al país. Sánchez menciona:

“De esa manera, desde el más pobre de los cholos hasta el más rico se despliega toda una cultura corporal, material, simbólica, estética y visual que rompe con los patrones de lo que las elites criollas más o menos educadas consideran el “buen gusto”. Son nuevos ricos, sí, pero su impronta mestiza, entre lo quechua y aimara, lo hispánico, lo decimonónico y lo consumista-capitalista, genera una estética propia, unos gustos que terminan convirtiéndose en hegemónicos a su manera, aunque claro, nunca dejen de estar exentos de contradicciones y malos entendidos.”

Los micros como warawas

Sánchez también rescata y plantea el término “warawa” (término proveniente del aimara) como una lógica visual del mundo, destacando su componente de “adorno exagerado”, dentro de su capacidad de poder acumular formas, colores, referencias, ideas, imaginarios, etc. 

 

Un caso particular que destacaremos es el de los micros, ya que esta combinación de referencias personales con la influencias pop del mundo globalizado indudablemente crea nuevos significados y, teniendo en cuenta el componente social del transporte urbano aunado con la confluencia de gente que logra ser impactada por estos visuales, genera un impacto en la idea de ciertos imaginarios y cómo se imagina la vida clasemediera en Cochabamba. 

 

Esta experiencia estética indudablemente tiene una carga “varonil”, desde la personalización de mensajes:

"de poder y masculinidad (por ejemplo, pueden leerse sobre el parabrisas nombres como “Legionario”, “El terrible”, “Pasión de gavilanes”, “Bohemio”, “Pegaso”, “El indomable” y muchos otros); lemas (“Rompecorazones”, “Forever Young”, “Rey Arturo forever”, “Guerrero del camino”, “Por tu maldito amor”); íconos tomados de la cultura pop, tipografías, colores saturados y otros elementos, como flamas, estrellas, cometas, que expresan velocidad y el carácter del chofer; o la inclusión de alusiones a novias, esposas, padres o hijos de los choferes (“Jhiliancita”, “Mis dos joyitas”, “Sabinita”, “Mis viejitos pilar de mi vida”)"

Esta búsqueda de legitimidad pública viene de igual manera  acompañada por referencias a la cultura popular: puedes ver a Messi a lado de Megan Fox o, si quieres, frases que el Joker nunca dijo. Dentro de estas resignificaciones podemos destacar la idea de una narrativa visual “ecléctica”: la conjunción de estilos que no tiene un estilo.

 

En las esferas públicas no especializadas se plantea una dicotomía entre “El Mal Gusto” y “El Buen Gusto”, dicha separación se ve rebatida por el análisis histórico que realizan autores como Mauricio Sanchez o Valeria Paz (de la cholofobia a la cholofilia), ya que plantean estas categorías como fluctuantes entre la cultura popular (cholo) y lo letrado (jailón).

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Trucho y el performance

Con todo este marco de ideas, podemos hablar de la marca de moda “Trucho clothing” que, siguiendo preceptos del streetwear y de la cultura urbana, busca generar una conexión entre la moda y lo popular (ampliamente aceptado, difundido o apreciado por una gran cantidad de personas en una determinada cultura o sociedad)

 

La cultura pop funge como un eje que direcciona las aspiraciones artísticas de este grupo de diseñadores (Amable Serrano y Rory Breaux). Estas ideas, desde el nombre de la marca, pueden contribuir a la creación de ciertas identidades urbanas locales alrededor de los mercados de ropa de segunda mano o todo lo que sea: falso, chapi, copia, imitación, apócrifo, etc; debido a la asociación de elementos comunes que buscan ser resignificados.

 

Lechner y Espinoza (sociólogos), reconocen la existencia de espacios donde se desarrolla la búsqueda del orden en un sentido no institucionalizado y se plantea el entendimiento de la subjetividad de la política para lograr un acercamiento a dichos espacios, pero tomando en cuenta que “las imágenes de la sociedad que vivimos y la que queremos construir no obedece[n] a una sola racionalidad ni puede sintetizarse en una visión única”


Es así que estos espacios son tomados en cuenta para la performatividad de un actor, que plantea desafíos políticos de los símbolos que constituyen sus formas de expresión y que promueven la ordenación de sus esquemas interpretativos y sus sistemas de organización de los sentidos otorgados a su realidad.

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¿TODAS MIENTEN?

La discusión ahora se puede subvertir en la pregunta de si estos diseños pueden ser parte de una resignificación de imaginarios cholos en la Cochabamba del siglo XXI. Ciertamente, se denota cómo en algunos diseños hay una intención de representar la narrativa ecléctica que evocan los Micros: “Todas mienten”, “Que Dios te de el doble de lo que me deseas”, aunque realmente esta intención de no tener intención deja que este gesto flote en ¿revalorización?, ¿resignificación? o ¿apropiación?

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Amable Serrano, uno de los diseñadores, comenta sobre el diseño “Todas Mienten”:

“Este diseño existe para cuestionarnos esto, es tan común verlo en un micro en la ciudad, pero nadie le hace una entrevista al conductor. Homenajeo el machismo vivo y latente de la ciudad, a la vez es un signo de exclamación que considero importante a la hora de elegir un diseño. A primera vista, es una polera que te hace reír o te hace pensar en los stickers que frecuentan la ciudad, pero hay quienes que indagan el trasfondo como nosotros. Es una manera de hacernos ponderar cómo están todos estos conceptos actualmente en el país porque la marca usa frecuentemente referencias culturales locales.”

Podemos intuir que estos diseños están hechos como desde un lado crítico para señalar ciertos estereotipos, esto según uno de los diseñadores, aunque la estética chola que plantea Sanchez se ve reflejada en las implicaciones tácitas sobre la inspiración en un imaginario de los micros están ahí, pareciera ser que la intención es más irónica. 

 

Esta ironía y hedonismo pueden interpretarse como una forma de resistencia a las estructuras de poder dominantes, subvirtiendo las expectativas convencionales y desafiando las normas sociales. A través de estos diseños, se busca cuestionar y redefinir los conceptos tradicionales de moda, identidad y belleza, al mismo tiempo que se celebra la diversidad y la individualidad en un contexto urbano y contemporáneo. El gesto estético parece ser de cierta manera ambiguo, aunque se podrían implicar procesos inconscientes. Sería más interesante analizar el "cómo" del "qué", es decir, explorar cómo son recibidos estos diseños dentro del imaginario cochabambino.

 

A grandes rasgos, las implicaciones a nivel local de esta clase de imaginarios pueden ser difíciles de analizar, y contemplar concepciones homogéneas sobre estas ideas puede resultar una limitante para su análisis, pero  hay un gran campo para explorar la reproducción de estas ideas en contextos cotidianos y entender la conformación de imaginarios dentro de las personas de Cercado.

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