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La crisis de la alfabetización mediática

Valentina Quispe
1 de diciembre de 2024

Desde principios de este año, el término “alfabetización mediática” se ha convertido en uno de los últimos términos “de moda”, es decir, es un término del cual usuarios de redes sociales se han ido apropiando masivamente. Pero, a pesar de a veces ser utilizado erróneamente o ser confundido con otros términos como “comprensión lectora”, la falta de alfabetización mediática realmente es una crisis.

La alfabetización mediática y de la información se trata de un conjunto de habilidades que ayudan a la gente a analizar y comprender a fondo el contenido que consume y que comparte, y es vital para tener una aproximación crítica hacia los mensajes que se transmiten en los medios de comunicación y plataformas digitales. La alfabetización mediática es esencial, especialmente durante la era digital, en la cual fenómenos como las noticias falsas, la desinformación, la hiperconectividad y la inteligencia artificial pueden influir en nuestra percepción y contribuir a la manipulación del público.

Esta habilidad es importante para poder leer entre líneas, es la habilidad de poder hallar el significado más allá de la superficie y de identificar el discurso subyacente de un mensaje. Nos ayuda a descifrar los mensajes más profundos y poder analizarlos de manera efectiva.

La alfabetización mediática es importante, no solo para protegernos de ideologías dañinas, de propaganda y de manipulación, de los cuales nadie es libre y de los que todos podemos ser víctimas. Pero también es importante para navegar de manera responsable y segura por las plataformas digitales, sin el riesgo a sufrir de experiencias como estafas, ciberacoso o problemas de privacidad, entre otros.

La pandemia del COVID-19 y la cuarentena fueron momentos clave para evidenciar la crisis de alfabetización mediática en todo el mundo. Esta crisis se manifestó en la difusión de mensajes de odio hacia personas asiáticas, especialmente chinas, y en el consumo masivo de productos peligrosos, como el dióxido de cloro, impulsados por la desinformación.

Se suele asumir que la generación Z, al ser considerada la generación de los “nativos digitales” está exenta de sufrir de esta falta de alfabetización mediática y de la información, pero esa idea está bastante alejada de la realidad. Al analizar plataformas digitales utilizadas principalmente por la generación Z, como TikTok o Instagram, es evidente que tienen bastante contenido desinformativo y noticias falsas, pero a pesar de ello ese mismo contenido es viral y tiene cientos de miles de “me gustas”. Podemos concluir que en realidad no estamos muy alejados de nuestros padres, tíos y abuelos que creen que imágenes generadas con IA en facebook son contenido verídico.

También está el hecho de que confiamos demasiado en el contenido que encontramos en redes sociales y no buscamos más allá. El investigar las cosas a fondo y no quedarnos con el rumor o conformarnos con el primer video que vemos de una fuente no tan confiable en TikTok, es una habilidad importante y es parte de este conjunto de habilidades que conforman la alfabetización mediática.

Fotografía: Toni Villazón

Adicionalmente, muchas personas cuestionan el por qué no se enseña la alfabetización mediática en las escuelas. La realidad es que las habilidades que conforman la alfabetización mediática, como la comprensión lectora y el pensamiento crítico se enseñan en los colegios, el problema es que están en las materias que usualmente se desvalorizan, como ser las materias de lengua y literatura.

En estas materias aprendemos a escribir, aprendemos a identificar figuras retóricas, a identificar sesgos, a analizar el contexto en el que se crea un contenido, y a investigar y aprender a identificar fuentes de información confiable. En estas materias se nos enseña a analizar a fondo el contenido que consumimos, a preguntarnos y cuestionar las intenciones del autor. Por lo que, esos profesores, que a menudo se critican bastante, los que pasan veinte minutos analizando por qué el autor eligió cierto color en específico o cuál es el mensaje de un ensayo, de un poema o una historia, son quienes nos preparan para poder tener estas habilidades imprescindibles.

Sin embargo, es crucial reconocer que el término “alfabetización mediática” se utiliza en exceso, lo que distorsiona su significado. Se lo utiliza para referirse a cosas que no son alfabetización mediática, sino comprensión lectora o alfabetismo funcional. La falta de estas dos habilidades también es latente y es preocupante, especialmente el analfabetismo funcional. El analfabetismo funcional (a diferencia del analfabetismo como tal en el cual una persona es totalmente incapaz de leer y escribir en su idioma), se refiere a el hecho de que a pesar de poder descifrar las letras y de cierta forma poder leer, la persona no entiende realmente lo que está leyendo. Este problema afecta a millones de personas, por ejemplo casi el 20% de la población en EEUU es analfabeta funcional. En el caso de Bolivia, según los estándares de la UNESCO, se estima que alrededor del 40% de la población cae dentro de esta categoría.

La crisis de la alfabetización mediática y el analfabetismo funcional, aunque han ganado atención recientemente en redes sociales, han sido abordados por instituciones como la UNESCO durante años. La solución a estos problemas radica en la educación, pero no solo en la enseñanza de habilidades técnicas, sino también en fomentar una cultura de la lectura, escritura y pensamiento crítico, especialmente desde una edad temprana. Además se debe incentivar la formación continua en habilidades de comprensión lectora no solo en niños sino también para adultos.

La alfabetización como tal siempre ha sido importante, pero en un mundo cada vez más conectado, es vital, especialmente para no arriesgar la integridad de las personas con acceso al mundo digital. Además, es esencial para poder realizar un cambio más profundo a nivel global, puesto que a muchas personas en cargos de poder les llega a beneficiar tanto la crisis de alfabetización mediática como el analfabetismo funcional, porque es más fácil para ellos controlar el discurso en los medios de comunicación y tener el poder de manipular a las masas. Esto pone a una gran cantidad de personas en una posición vulnerable. El “practicar” para mejorar nuestra alfabetización, es importante para todos, porque todos corremos el riesgo de caer en noticias falsas, desinformación, o manipulación, por lo que la comprensión lectora, el pensamiento crítico y todas estas habilidades tienen que ser entrenadas constantemente por todos, sin importar qué tan inteligente uno pueda creerse.

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