
Vida de desarraigo: acción y conciencia por los refugiados
Alejandra Encinas
20 de junio de 2024
Cada minuto, veinticuatro personas en el mundo se ven forzadas a abandonar su hogar en busca de seguridad.
El 20 de junio de cada año se recuerda el Día Mundial del Refugiado, una fecha que nos invita a reflexionar sobre la situación de millones de personas que dejan todo atrás para escapar de conflictos y persecuciones, así como el papel que juega la sociedad en esto.
La Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) define a un refugiado como cualquier persona que, debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones políticas, o se encuentra fuera de su país de nacionalidad y no puede o no quiere acogerse a la protección de su país. En otras palabras, estas personas son movidas a huir por la persecución y el temor constante de perder la libertad o la vida.
Los conflictos armados, la violencia desenfrenada, las violaciones de derechos humanos y la inseguridad generalizada son factores comunes que convierten a una persona en un refugiado.
Aunque este problema ha existido desde hace mucho más tiempo, ha cobrado especial relevancia en la actualidad, gracias a los medios de comunicación y las redes sociales. Ejemplos recientes incluyen el desplazamiento de los ciudadanos en Gaza o la invasión rusa de Ucrania, que desde febrero de 2022 ha provocado una de las crisis de desplazamiento más rápidas y de mayor magnitud desde la Segunda Guerra Mundial.
Otro grupo definido por las Naciones Unidas son los desplazados internos, aquellas personas que no cruzan las fronteras de su país, sino que huyen dentro de su propio territorio. A diferencia de los refugiados, estas personas permanecen bajo la protección de su gobierno, incluso cuando dicho gobierno es responsable de su desplazamiento. Esta situación deja a este grupo como uno de los más vulnerables del mundo. En países como la República Democrática del Congo, Etiopía y Myanmar, más de un millón de personas han sido desplazadas internamente debido a conflictos y reactivación de la violencia. Estas personas enfrentan una realidad diaria de miedo y precariedad, muchas veces sin acceso a los recursos básicos y derechos fundamentales.

Según el informe anual de Tendencias Globales, a finales de 2022 había 108,4 millones de personas desplazadas por la fuerza. Esta cifra representa que 1 de cada 74 personas en el planeta se ve forzada a huir. Estos números no solo son alarmantes, sino que también nos llaman a la toma de conciencia y a la acción.
La celebración de esta fecha no sólo subraya los derechos y las necesidades de las poblaciones refugiadas y desplazadas, sino que también nos recuerda la importancia de nuestra voz y la movilización de recursos. Este año, el tema del Día Mundial del Refugiado es la solidaridad. Las actividades que se realizan en esta fecha, lideradas por las propias personas refugiadas junto con las comunidades de acogida y diversas entidades, son una muestra de apoyo y un llamado a la empatía.
La ONU nos propone tres formas de ayudar: donando a organizaciones que trabajan directamente con refugiados, defendiendo sus derechos y educándonos sobre su situación para generar un cambio de conciencia. En un mundo donde el desplazamiento forzado aumenta debido a conflictos nuevos y prolongados, es imperativo que como sociedad global tomemos acciones concretas para apoyar a quienes se ven forzados a dejarlo todo atrás.
Este 20 de junio, más que una conmemoración, debe ser un recordatorio de la urgencia de actuar. Aunque no vivamos esta realidad de cerca, es una situación que ocurre con gran frecuencia en nuestro contexto actual; algo de lo que, como seres humanos, no podemos enorgullecernos.