
Manfred y los viejos fantasmas del sistema político
Thais Cabrera
31 de enero de 2025
Después de años de controversias legales, chisme y mucho ruido, Manfred Reyes Villa regresó al espectáculo político en 2021 como alcalde de Cochabamba. A pesar de sus vínculos históricos con la Guerra del Agua y el gobierno de Banzer, a un inicio, fue visto y admirado por muchos como un líder capaz de desafiar al Movimiento al Socialismo (MAS). Sin embargo, sus acciones recientes han despertado dudas sobre su verdadera oposición al oficialismo. Ahora, al proclamarse como candidato presidencial, su figura vuelve a polarizar al país.
El 5 de enero de 2025, Reyes Villa formalizó su candidatura presidencial para las elecciones programadas en agosto de este año. Ante una multitud de “seguidores”, afirmó: "Necesitamos poner orden en el país para que se cumplan las leyes y la Constitución Política del Estado. Yo no soy un demagogo, yo cumplo, sino pregúntenle a la familia cochabambina cómo yo trabajo."
Esta afirmación deja abierta una pregunta clave para quienes están viviendo bajo su gestión: ¿La comunidad cochabambina realmente piensa que Manfred ha cumplido con sus promesas? ¿o ha priorizado su imagen sobre las necesidades reales de la ciudad?
Reciclaje político y guion repetido
La candidatura de Reyes Villa nos pone de nuevo al frente de los viejos fantasmas del sistema político que ya conocemos: el uso estratégico del populismo, la ambigüedad en su relación con el oficialismo y una serie de irregularidades que ponen en duda la legitimidad de su papel como opositor.
Irregularidades como los 12 procesos penales anulados, procesos que presuntamente correspondían a corrupción durante su gestión como prefecto. ¿Qué pasó ahí? Se sabe cómo funciona la política boliviana y la persecución política. ¿Esta decisión del TCP tan determinante, a qué se debe? Puede que signifique justicia imparcial, pero siendo testigos del funcionamiento del TCP la cuestión es qué habrá tenido que pasar de por medio para que esto haya ocurrido. Quizás resultados políticos de acuerdos tras bambalinas. Para muchos, esto aparte de evidenciar las inconsistencias del sistema judicial boliviano refuerza la gran sospecha de que Reyes Villa podría tener vínculos con el oficialismo.
También se debe tomar en cuenta el incumplimiento al reglamento para el registro de candidaturas. En el artículo 4 “requisitos para la presentación” se menciona: “Haber residido de forma permanente al menos los dos años inmediatamente anteriores a la elección en la jurisdicción correspondiente”. ¿Por qué el MAS, que tiene en sus manos a la gran parte de las instituciones políticas, permitiría que se incumpla el reglamento con alguien quien tenía sentencias de corrupción y siempre se presentó como un supuesto opositor? Esta irregularidad no pasa desapercibida, pues como bolivianos sabemos que los “accidentes”, al igual que las decisiones, pasan por algo.

Manfred: El maestro del populismo y salvador del pueblo
Reyes Villa se alineó completamente con la tradición populista Latinoamericana, haciendo uso de elementos claves para conectar con los cochabambinos mediante el reforzamiento de su imagen como un líder amigo del pueblo, cercano, eficiente y necesario. En su discurso, igual que otros políticos, mediante el “Yo cumplo” busca posicionarse como un líder que responde a las necesidades del pueblo.
Aguerre (2017) señala que el populismo en Latinoamérica se caracteriza por una confianza exagerada en el líder carismático, quien se presenta como el único capaz de redimir al pueblo. Y Manfred asume y plantea que su candidatura no es solo necesaria, sino inevitable, cuando afirma: "El resto, todos han convivido con (el MAS) estos últimos 15 años."
Esta afirmación dudosa, parece no sólo buscar consolidar su imagen como el único verdadero opositor al Movimiento al Socialismo, sino también fortalecer ese perfil buscado como un líder indispensable para el cambio. Al igual que otros políticos que no saben caminar sin agarrarse de la mano del populismo, utiliza este lenguaje que apela a la exclusividad de su capacidad de gobernar, minimizando las propuestas de otros opositores. Y ni hablar de los semáforos con su voz y su espectáculo en la Madness 2024.
También, Reyes Villa está sosteniéndose del nacionalismo para consolidar el apoyo nacional y justificar sus propuestas apelando al orgullo nacional: "Estoy convencido de que será una Bolivia diferente, una Bolivia donde nos sintamos orgullosos de ser bolivianos y que nuestro país sea respetado."
Esto, reforzando ese ideal de que un líder no solo protege, sino que también exalta la identidad nacional. Endulzando el oído boliviano al igual que otros discursos populistas, alimentando la polarización al posicionar a sus oponentes como obstáculos para alcanzar ese ideal de orgullo y respeto nacional.
El boliviano y la repetición
La historia de Bolivia muestra ese patrón recurrente en la incapacidad de la oposición para unirse en un frente común contra el Movimiento al Socialismo. Esta división parece ser parte de un problema estructural en la política boliviana. Líderes que priorizan sus propios intereses, estrategias populistas que buscan protagonismo personal y un electorado que no exige un debate más profundo. Manfred encarna esta problemática.
¿Está realmente interesado en desafiar al MAS, o su candidatura es una estrategia calculada para dividir el voto opositor?
En estas épocas cercanas a las elecciones, la reflexión y el análisis crítico se vuelven esenciales. Bolivia enfrenta desafíos complejos que no pueden resolverse con discursos vacíos ni con promesas grandilocuentes. Es crucial que no permitamos que políticos nos seduzcan con su carisma y que, en cambio, evaluemos las propuestas, los antecedentes y las acciones concretas de los candidatos. Si los bolivianos seguimos repitiendo los mismos errores es porque lo hemos permitido, normalizando las dinámicas que perpetúan la fragmentación, el populismo y la falta de transparencia.
Bolivia necesita más que discursos populistas y liderazgos individuales.